Sermón: “Los Lázaros del Señor”
Rdo. Dr. Juan G. Feliciano-Valera, Pastor Iglesia Metodista de Puerto
Rico
29 de septiembre de 2013, Textos: Salmo 91: 1-6, 14-16; Jer. 32:1-3ª,
6-15; 1 Tim. 6:6-19; Lucas 16:19-31
Salmo 91: 1-6,
14-16. 1 El que habita al
abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. 2 Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios,
en quien confiaré. 3 El te
librará del lazo del cazador, De la peste destructora. 4 Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus
alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad. 5 No temerás el terror nocturno,
Ni saeta que vuele
de día, 6 Ni pestilencia que ande en
oscuridad, Ni mortandad que en medio del
día destruya. 14 Por cuanto en mí ha
puesto su amor, yo también lo libraré;
Le pondré en alto, por cuanto ha
conocido mi nombre. 15 Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la
angustia; Lo libraré y le glorificaré. 16
Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación.
Jer. 32:1-3ª, 6-15.
1 Palabra de Jehová que vino a
Jeremías, el año décimo de Sedequías rey
de Judá, que fue el año decimoctavo de
Nabucodonosor. 2 Entonces el ejército
del rey de Babilonia tenía sitiada a Jerusalén,
y el profeta Jeremías estaba preso en el patio de la cárcel que estaba
en la casa del rey de Judá. 3 Porque
Sedequías rey de Judá lo había puesto preso,
6 Dijo Jeremías: Palabra de Jehová vino a mí, diciendo: 7
He aquí que Hanameel hijo de Salum tu tío viene a ti, diciendo:
Cómprame mi heredad que está en Anatot;
porque tú tienes derecho a ella para comprarla. 8 Y vino a mí Hanameel hijo de mi tío, conforme a la palabra de Jehová, al patio de la cárcel, y me dijo: Compra ahora mi heredad, que está en Anatot en tierra de
Benjamín, porque tuyo es el derecho de
la herencia, y a ti corresponde el
rescate; cómprala para ti. Entonces conocí que era palabra de Jehová. 9 Y compré la heredad de Hanameel, hijo de mi tío, la cual estaba en Anatot, y le pesé el dinero; diecisiete siclos de plata. 10 Y
escribí la carta y la sellé, y la hice
certificar con testigos, y pesé el
dinero en balanza. 11 Tomé luego la
carta de venta, sellada según el derecho
y costumbre, y la copia abierta. 12 Y di la carta de venta a Baruc hijo de
Nerías, hijo de Maasías, delante de Hanameel el hijo de mi tío, y delante de los testigos que habían suscrito
la carta de venta, delante de todos los
judíos que estaban en el patio de la cárcel. 13
Y di orden a Baruc delante de ellos,
diciendo: 14 Así ha dicho Jehová
de los ejércitos, Dios de Israel: Toma estas cartas, esta carta de venta sellada, y esta carta abierta, y ponlas en una vasija de barro, para que se conserven muchos días. 15 Porque así ha dicho Jehová de los
ejércitos, Dios de Israel: Aún se comprarán casas, heredades y viñas en esta tierra.
1 Tim. 6:6-19. 6
Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; 7 porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. 8 Así que,
teniendo sustento y abrigo,
estemos contentos con esto. 9
Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y
perdición; 10 porque raíz de todos los
males es el amor al dinero, el cual
codiciando algunos, se extraviaron de la
fe, y fueron traspasados de muchos
dolores. 11 Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad,
la fe, el amor, la paciencia,
la mansedumbre. 12 Pelea la buena
batalla de la fe, echa mano de la vida
eterna, a la cual asimismo fuiste
llamado, habiendo hecho la buena
profesión delante de muchos testigos. 13
Te mando delante de Dios, que da
vida a todas las cosas, y de
Jesucristo, que dio testimonio de la
buena profesión delante de Poncio Pilato, 14
que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor
Jesucristo, 15 la cual a su tiempo
mostrará el bienaventurado y solo Soberano,
Rey de reyes, y Señor de señores,
16 el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni
puede ver, al cual sea la honra y el
imperio sempiterno. Amén. 17 A los ricos de este siglo manda que no sean
altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para
que las disfrutemos. 18 Que hagan
bien, que sean ricos en buenas
obras, dadivosos, generosos; 19
atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.
Lucas 16:19-31. 19 Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y
hacía cada día banquete con esplendidez. 20 Había también un mendigo llamado
Lázaro, que estaba echado a la puerta de
aquél, lleno de llagas, 21 y ansiaba saciarse de las migajas que caían
de la mesa del rico; y aun los perros
venían y le lamían las llagas. 22
Aconteció que murió el mendigo, y
fue llevado por los ángeles al seno de Abraham;
y murió también el rico, y fue
sepultado. 23 Y en el Hades alzó sus
ojos, estando en tormentos, y vio de
lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. 24
Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y
envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi
lengua; porque estoy atormentado en esta
llama. 25 Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu
vida, y Lázaro también males; pero ahora
éste es consolado aquí, y tú atormentado. 26
Además de todo esto, una gran
sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren
pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. 27 Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre,
que le envíes a la casa de mi padre, 28
porque tengo cinco hermanos, para
que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de
tormento. 29 Y Abraham le dijo: A Moisés
y a los profetas tienen; óiganlos. 30 El entonces dijo: No, padre Abraham; pero
si alguno fuere a ellos de entre los muertos,
se arrepentirán. 31 Mas Abraham
le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque
alguno se levantare de los muertos.
Introducción. La importancia de un nombre (Juan, José, Marlo, Junior). La importancia de una identidad (¿De quién soy? ¿A quién pertenezco? ¿Quién guía mis pasos?).
Esta es la única parábola utilizada por Jesús en la cual se menciona el nombre de uno de los personajes: “Lázaro.” Lo extraño e impresionante es que este hombre era un pobre mendigo, indigente, pobre, limosnero, vagabundo, pordiosero tirado a la puerta de una casa de gente rica, pidiendo comida. Jesús mencionó su nombre. Es decir, se apropió de él, lo adoptó, lo hizo suyo.
Cuando uno quiere adueñarse de algo que uno estima mucho, uno le pone nombre. Lo primero que hacemos con nuestros niños es pensar en el nombre que le vamos a poner, aun antes de que hayan nacido. Siempre tenemos una razón para ponerle esos nombres que le ponemos. Cuando vamos al Registro Demográfico, a veces, nos preguntan dos veces o nos piden que deletreemos el nombre escogido. Hay gente que le ponen nombres propios a los animales (mascotas). Otros le ponen nombres a sus casas, sus fincas, sus cosas personales (la guagüita, la troca, la cumbre, la mocha, el guerito, etc.)
Cada nombre tiene un significado. Lázaro quiere decir “DIOS es mi ayuda” o “DIOS es mi auxilio.” ¿Cuántos de nosotros(as)(as) necesitamos la ayuda y el auxilio de DIOS en estos momentos? ¿Algún Amén? ¡Amén!
El Lázaro de nuestra historia bíblica, necesitaba toda la ayuda de DIOS, como muchos de nosotros(as) la necesitamos hoy.
Los perros, que en este caso representaban animales despreciables para los judíos, por ser inmundos, lamían al pobre Lázaro y él no podía defenderse de ellos. Era tan pobre que dependía de las migajas que recogía del piso; ni siquiera le daban “las sobras” de los banquetes. ¿Sabía usted que hay restaurantes “fast-foods” (o comida chatarra, como dicen ahora) y panaderías que les regalan a los deambulantes la comida que sobra al final del día?
A Lázaro nunca lo invitaban a cenar. ¡Nunca! ¿Sabe? ¡Nunca! Pero, la Gracia de DIOS anda siempre buscando maneras de alcanzarnos para bendecirnos. A Lázaro le llegó la ayuda de DIOS. Si, cuando murió. ¿Extraño, verdad? Pero fíjense que ésta es la única ocasión en la cual Jesús explica lo que ocurre después de la muerte física a los Lázaros de DIOS; es decir, a los favorecidos, los redimidos, los salvos, los santos de DIOS. Es decir, los que han sido alcanzados por Su Gracia. “1 El que vive bajo la sombra protectora del Altísimo y Todopoderoso, {i.e, el que habita al abrigo de DIOS} 2 dice al Señor: “Tú eres mi refugio, mi castillo, ¡mi DIOS, en quien confío!” 3 Solo él puede librarte de trampas ocultas y plagas mortales,4 pues te cubrirá con sus alas, y bajo ellas estarás seguro. (Sal. 91)
Amados y amadas: No nos sintamos “tan miserables” aunque en esta vida suframos decepciones, necesidades o enfermedades. Ni aún por la muerte debemos sentirnos tan deprimidos, porque hay “un lugar,” un banquete, un “fiestón,” una fiesta, preparada para nosotros(as)(as), los(as) redimidos(as) por JESUCRISTO. Los(as) que hemos aceptado que, por Su Sacrificio en La Cruz, somos salvos por medio de la fe. ¡Aleluya! ¿Cuántos de esos(as) hay hoy aquí?
Si, un banquete que es por invitación previa, con lugar RESERVADO y que no puede comprarse con dinero, para nosotros(as) los pecadores perdonados y lavados por La Sangre del Cordero de DIOS. ¿Cuántos van para ese banquete? ¿Saben qué? ¡Hasta la vestimenta, el ajuar, la túnica, será provista! ¡Y “a la medida!” ¡Yo voy pa’lla; yo voy pa’lla! ¡No hay quien lo impida, yo voy pa’lla! ¿Y tu, ya tienes tu invitación? ¿Ya respondiste creyéndole a DIOS o todavía lo estás pensando? “Estoy meditando, porque yo he sido malo, pastor, usted no sabe…..” ¡Deja eso ya! ¡Métete con DIOS, que DIOS se quiere meter contigo! ¡DIOS quiere meterse en tu vida! ¡En todas tus cosas! ¿Amén?
Dice la Escritura, en esta parábola utilizada por Jesús para enseñar a SUS discípulos y, por consiguiente, a nosotros(as), que Lázaro, al morir, fue a ocupar un lugar preferencial en la Mesa del Señor. Dice que fue llevado al Seno de Abraham, expresión que indica la posición del que está sentado, en un banquete, en el lugar de preferencia. ¡Un pobre enfermo y despreciado en el mundo, ahora sentado en un lugar preferencial! ¡Sentado en el Regazo, en el Pecho, cerquita del Corazón de Dios! ¡Uff! ¡Lo que es la Gracia de DIOS! ¡Acéptala hoy! No esperes a morirte sin CRISTO. ¡DIOS te está invitando hoy!
Los creyentes en JESUCRISTO fuimos creados para la eternidad con DIOS. Esta vida es sólo la oportunidad de aprender y practicar la eternidad que disfrutaremos con DIOS. Pero, ¡Ojo! La vida eterna comienza con la conversión, no con la muerte. Lázaro, el hombre pobre de nuestra historia, fue un creyente en DIOS y, por su fe, fue hecho salvo. El hombre rico fue lo contrario: confió en su riqueza y se olvidó de DIOS. Parte del propósito de esta vida es prepararnos para la eternidad. ¿Con quién la vamos a pasar? Si nos preparamos como DIOS quiere, cuando envejezcamos, podremos decir: “no tenemos un pie en la tumba (como muchos dicen), sino un pie en el cielo.” Al aproximarse el momento para morir, podremos decir: “Tengo mis maletas listas; estoy listo para marchar a mi hogar eternal, a la Casa de Mi Padre. Voy hacia una vida más plena.”
¿Recuerdan la anécdota de los dos misioneros que regresaban después de 50 años en el campo misionero? Cuando se acercaba el barco que los traía al muelle, ellos estaban en la baranda mirando el hermoso paisaje de su tierra. Según se fue acercando el barco, lograron observar que había una multitud en el muelle; había una banda musical; había muchas personas con la bandera nacional y con banderines de muchos colores. Había una tarima preparada con micrófonos y bocinas. Se imaginaron que los habían venido a recibir a ellos. Cuando se acercaban aun más al muelle, se comenzó a escuchar la música de la banda municipal. Los dos ancianitos misioneros se miraron muy emocionados, pero de momento, en el piso de la parte inferior del barco, pudieron observar que había mucho movimiento. Pronto se percataron que había muchas personalidades vestidas de ropa formal y una de las personas vestía ropas “de etiqueta.” Era un embajador de un país al cual le daban la bienvenida. Entonces la ancianita misionera le echó el brazo a su amado y le dijo: “No te preocupes, viejo, no hemos llegado a nuestro hogar todavía; cuando lleguemos, allí habrá FIESTA y Banquete.”
LLAMADO. El fin de la historia de cada uno de nosotros(as) será el triunfo del Reino de DIOS. Entonces será que comprenderemos cuánto nos ama el Señor. No esperes a que sea muy tarde, acércate a DIOS hoy, que Él te quiere bendecir, hoy. En JESUCRISTO es que encontramos el sentido de la vida. Él es el fin de nuestra búsqueda. Él nos muestra el propósito de Su Amor: que seamos una familia, desde aquí hasta la eternidad con DIOS. Hoy te invito a dar el salto por tu vida. Te invito a decir: “CRISTO es el camino para mí.” Mediante JESUCRISTO llegamos a conocer a DIOS. Un DIOS personal al cual podemos amar sin medidas, sin límites. Nadie te ama como Jesús. Nadie.
¿Cuánto me ama Jesús? ¿Cuánto te ama Jesús? ¿Cuánto nos ama Jesús? Su vida dio, por ti y por mí... {Himno #53, Himnario Mil Voces para Celebrar}