domingo, 1 de septiembre de 2013

Seamos transformados en santidad

Textos Bíblicos:

Lucas 14:1, 7-14: Aconteció que un sábado Jesús entró a comer en casa de un gobernante fariseo, y ellos lo acechaban. … 7 Observando cómo los convidados escogían los primeros asientos a la mesa, les refirió una parábola, diciéndoles:8 «Cuando seas convidado por alguien a unas bodas no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté convidado por él, 9 y viniendo el que te convidó a ti y a él, te diga: “Da lugar a éste”, y entonces tengas que ocupar avergonzado el último lugar. 10 Más bien, cuando seas convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó te diga: “Amigo, sube más arriba.” Entonces tendrás el reconocimiento de los que se sientan contigo a la mesa. 11 Cualquiera que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.» 12 Dijo también al que lo había convidado: —Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos ni a tus hermanos ni a tus parientes ni a vecinos ricos, no sea que ellos, a su vez, te vuelvan a convidar, y seas recompensado. 13 Cuando hagas banquete, llama a los pobres, a los mancos, a los cojos y a los ciegos; 14 y serás bienaventurado, porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos. 

Hebreos 13: 1 Permanezca el amor fraternal. 2 No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. 3 Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los maltratados, como si vosotros estuvierais en su mismo cuerpo. 4 Honroso sea en todos el matrimonio y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios. 5 Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora, pues él dijo: «No te desampararé ni te dejaré.» 6 Así que podemos decir confiadamente: «El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.» 7 Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta e imitad su fe. 16 Y de hacer el bien y de la ayuda mutua no os olvidéis, porque de tales sacrificios se agrada Dios. 

INTRODUCCIÓN. 

Esta enseñanza de Jesús está dirigida a Sus discípulos(as). No se trata de “buenos modales” (cultura), ni de “religión”. Esta enseñanza, en particular, está dirigida, expresada, manifestada con el propósito de facilitar el aprendizaje y formación de los discípulos. Hoy en día diríamos que Jesús estaba de-construyendo (“oíste que os fue dicho”) para re-construir (…”mas YO os digo…”) (proceso de transformación); es decir, Jesús estaba propiciando el desarrollo de un conocimiento nuevo; una forma de percibir, procesar, interpretar y desarrollar la sabiduría de Dios. Lo que Juan Wesley vino a llamar la “Santificación”, es decir, la búsqueda de la “perfección cristiana”, que es obra del Espíritu Santo en nosotros(as). Porque podemos asumir que sus discípulos sabían que no era permitido sanar los sábados (religión); no se permitía la entrada de personas “inmundas” (enfermos, pobres, desalojados, etc.) a las fiestas y banquetes (religión) y sentarse en el lugar de honor, los primeros asientos (cultura), etc. 

Los(as) discípulos(as) sabían y conocían qué era lo permitido y lo prohibido… por la cultura y por su religión. (Eso es fácil aprenderlo.) Les faltaba la sabiduría que viene del Cielo. Aquí es donde entra Jesús. Ellos habían internalizado el conocimiento religioso y cultural. PERO, Jesús enseña todo lo contrario; enseña sobre los valores, conducta y relaciones del “mundo al revés”, el “Upsidedown Kingdom”, los valores del Reino de Dios. 

 En el Reino de Dios todo es distinto y, por tanto, cada uno(a) de nosotros(as) TIENE, o debe, aprender y desarrollarse como un discípulo(a) radical de Jesucristo. Una nueva identidad: discípulo(a) radical de Jesucristo. Y, para esto, se necesita la sabiduría que viene de Dios. No se trata de seminario, ni de instituto, ni de internet, se trata de someterse a la instrucción que solo Dios puede dar. ¿Amén? 

Ya que me voy, quiero compartirles algunos principios esenciales sobre ESA nueva vida, esa nueva identidad que se transforma cada día, ese nuevo conocimiento, esa sabiduría que solo viene a los que se someten; es decir, a los que arduamente aspiran, procuran, anhelan ser llamados(as): discípulos(as) radicales de Jesucristo.  

Creo que el autor de la Epístola a los Hebreos también expresa lo que se espera de los discípulos y discípulas de Jesucristo. Veamos una muestra de estos valores en Lucas y en Hebreos: 

• Lucas 14:10 “Más bien, cuando seas convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó te diga: “Amigo, sube más arriba.” Entonces tendrás el reconocimiento de los que se sientan contigo a la mesa. 11 Cualquiera que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.” 

• 12 Dijo también al que lo había convidado: —Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos ni a tus hermanos ni a tus parientes ni a vecinos ricos, no sea que ellos, a su vez, te vuelvan a convidar, y seas recompensado. 13 Cuando hagas banquete, llama a los pobres, a los mancos, a los cojos y a los ciegos; 14 y serás bienaventurado, porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos. 

• Heb. 13:1Permanezca el amor fraternal. 

• 2 No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. 

• 3 Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los maltratados, como si vosotros estuvierais en su mismo cuerpo. 

• 4 Honroso sea en todos el matrimonio y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios. 

• 5 Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora, pues él dijo: «No te desampararé ni te dejaré.» 

• 6 Así que podemos decir confiadamente: «El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.» 

• 7 Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta e imitad su fe. 

• 16 Y de hacer el bien y de la ayuda mutua no os olvidéis, porque de tales sacrificios se agrada Dios. 

Por eso es que persiguieron a Jesús y, se supone, que nos persigan a nosotros(as) también. (¡Estamos en buena compañía!) 

Imagínense el gozo de los padres cuando nace su hijo(a). ¿Cuánto gozo tendrían los padres años después si su niño(a) continuara siendo un bebé sin crecer? Quizás, ninguno. Hay muchos miembros de las iglesias que nunca han hecho un compromiso para someterse, seguir a Jesucristo y ser semejantes a ÉL. Para ellos, todo depende en el aceptar el perdón de Dios en la cruz. Pasan años y no son más semejantes a Cristo que cuando lo aceptaron como su Salvador, pero no su Señor. Esto es fuerte, lo sé, pero porque les amo, quiero que cada uno de nosotros(as) crezcamos a la estatura de Cristo. ¿Amén? 

Aunque la Biblia ciertamente celebra el don del nuevo nacimiento por medio de la gracia justificadora, también enfatiza la necesidad de la transformación a través de la gracia santificadora (la santificación) que es la llenura, el bautismo, la acción del Espíritu Santo en nosotros(as). No podemos ser llamados (as) cristianos(as), discípulos(as) de Jesucristo, separados(as) de un compromiso de caminar obedientemente con Cristo. 

Simultáneamente, tenemos que permitirle al Espíritu Santo que re-moldee (transforme, re-construya) nuestras vidas de adentro hacia afuera (“transformación por medio de la renovación”, Romanos 12:2). 

Los valores que CRISTO enseñó son principios universales que no cambian. “El cielo y la tierra pasarán, mas Mi Palabra (Su Enseñanza) no pasará.” (Lucas 21:33) 

Amados(as): ¡Estamos aquí, pero no somos de aquí! No se trata de negar las cosas buenas, bonitas, agradables; las que nos causan orgullo, sentimientos de identidad nacional, etc. Pero, ¡OJO!, cuidado con los valores que son contrarios al Reino de DIOS {Por ejemplo, servir “algunos días”, sentarnos en lugares de “honor”, invitar a cenar a los que nos pueden reciprocar, corresponder, etc.} 

Llamado. 

Sencillamente, “No nos conformemos con los criterios y valores de este mundo, al contrario, cambiemos nuestra manera de pensar, de ser, de actuar, para que podamos conocer la Buena Voluntad de DIOS, Agradable y Perfecta.” (Rom. 12:2) El discipulado intencional requiere un cambio de “forma de hacer las cosas” (es decir, un cambio de “nuestra cultura”). 

¿Cuál es la Meta del Discipulado Cristiano? Jesús dijo: “bástale al discípulo ser COMO su maestro y al siervo como Su Señor.” (Mateo 10:25a.) También dijo: “aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas…” (Mateo 11:29). 

Un sello constante de la tradición wesleyana ha sido la convicción de que la verdadera religión consiste no tan solo en las creencias correctas y en las acciones correctas, sino que tiene que ver con un corazón que ha sido purificado por un arrepentimiento genuino y por el verdadero amor a Dios y al nuestro prójimo (“Santificación”). 

Los metodistas creían que Dios les levantó para promover santidad en cada esfera de la vida. Para poder ayudar a las personas a crecer en santidad de vida, los Wesleys colocaron a personas en clases y sociedades donde recibían ánimo y se les hacía responsable mientras aprendían a caminar en Cristo. ¿Cuáles son las maneras que podemos funcionar hoy día para ayudar a las personas en nuestras congregaciones a ser seguidores de Cristo con madurez? ¿Cuán intencional somos en ayudar a las personas a crecer en el perdonar y servir a otros, en vivir una vida que honre a Dios, en caminar con Dios a través de los tiempos difíciles, en tener un balance en sus vidas en Dios? ¿Están los líderes de nuestras congregaciones formulando estrategias para ayudar mejor a las personas a moverse de ser “cristianos culturales” y “casuales”, a ser seguidores de Jesucristo convencidos? 

¿Qué nos resta por hacer? Mucho. Las congregaciones no son clubes privados en donde se hace lo que el líder actual cree o dice. La iglesia es el cuerpo y responde a la cabeza, Jesucristo. Tenemos que asumir la tarea educadora de la iglesia: aprendiendo con Jesús nuestra nueva identidad. 

Aunque vivimos en “el mundo”, no somos de “el mundo”, pertenecemos al Reino de Dios. Esta nueva identidad, “discípulos radicales de Jesucristo”, representa un reto para toda la comunidad de fe, la iglesia. Unos a otros nos ayudamos a crecer a la estatura de Jesucristo, nuestro Salvador y Señor. 

La iglesia de Jesucristo en sus comienzos era una comunidad de mujeres y hombres de fe que decidieron fundamentar sus vidas y sus decisiones en los mensajes y las enseñanzas expuestas y los valores articulados por Jesús de Nazaret. Luego fueron a Grecia y aprendieron filosofía humana; luego fueron a Roma y se institucionalizaron. Luego, fueron al resto de Europa y se fundieron con la cultura. De esta manera, las fronteras fundamentales de los valores indispensables de la fe cristiana se confundieron con las prácticas diarias y los estilos de vida de los pueblos europeos, y la naturaleza profética de la fe cristiana fue escondiéndose en la cultura dominante. (¡OJO! ¡Estamos aquí pero no somos de aquí! Pertenecemos a un reino de luz.) 

Nuestro Reto: Transformar nuestras comunidades de fe de centros de actividades hacia comunidades de aprendizaje que formen discípulos fieles de Jesucristo que salgan a transformar al mundo. Así nos ayude Dios. ¡Amén!

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