martes, 26 de noviembre de 2013

La Parábola de los Conejos

“…Los conejos, pueblo nada esforzado y ponen su casa en la piedra;…” Proverbios 30:26

"Cualquiera, pues que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca." Mateo.7:24

Los conejos son animales básicamente de matorrales que hoy, además de los lugares de muchos árboles y vegetación espesa, se les ve también en cultivos con paredes y setos espesos que les aportan toda la variedad de materia vegetal de la cual obtienen su alimento. Con todo, el conejo nunca se alejará demasiado de la espesa vegetación, ni de las pobladas paredes de piedra seca, dónde tiene sus refugios.

¡Que ejemplo más hermoso el que la Biblia nos trae a través de la forma de vida de los conejos! Nada es más impresionante cuando la palabra de Dios dice que los conejos no son para nada esforzados, es decir que, no realizan su trabajo diario con tanto esfuerzo, sino, al contrario, sobreviven alimentándose con la vegetación que encuentran a su paso. 

Pero hay algo hermoso que les fue dado de lo Alto, de su Creador, el cuidado donde construyen su hogar Es generalmente entre rocas. Por instinto ellos se preocupan por tener un lugar seguro para ellos y su numerosa familia. A esto se le llama conciencia de peligro Ellos están totalmente conscientes del peligro que les acecha, por lo tanto, saben que deben de hacer de su hogar un lugar muy seguro, y para eso escogieron nada menos que las piedras.

Esto nos hace recordar cuando el Señor Jesús dijo que: "Cualquiera, pues que me oye estas palabras, y las hace, le comparare a un hombre prudente, que edifico su casa sobre la roca." Mateo.7:24. 

Ser prudente es tener entendimiento. También tiene que ver con el dominio propio, la sabiduría práctica La prudencia puede venir de nuestro propio corazón, o de parte de Dios, ya que el Proverbios 3:5 dice: “Fíate del Señor de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia.” 

Esto quiere decir que no toda prudencia humana nos lleva a tomar sabias decisiones porque la sabiduría de lo Alto es la que verdaderamente nos hace tomar las decisiones conforme al corazón de Dios. “El que me oye, y hace,” dice Jesús. En Isaías 17:10, dice: “Porque te olvidaste del Dios de tu salvación, y no te acordaste de la roca de tu refugio; por tanto, sembrarás plantas hermosas, y plantarás sarmiento extraño.”

Jesús estaba instando a la prudencia, al entendimiento, a que tuviéramos conciencia de peligro. Pero no solo a eso, si no dando una promesa para premiar esa virtud que solo viene de Él. ÉL dijo que descendería lluvia, vendrían ríos, soplarían vientos, golpeando la casa pero esta no caería porque había sido fundada sobre la roca Es decir, sobre Él, que es la Roca eterna. Él es el fundamento que debería llevar toda, absolutamente toda, construcción, física, espiritual o moral. Deuteronomio 32:4 El es la Roca, cuya obra es perfecta. 

Isaías dice que la lluvia, los ríos, los vientos vendrán, no podemos detenerlos, ya que es necesario que sea probado todo fundamento, es decir el corazón. Dice en Isaías 43:2: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.” Es ahí donde saldrá a luz lo que hay debajo de tu construcción. Es ahí donde se determinará si se puso la Roca eterna como fundamento, o sencillamente se levantó una edificación cimentada en puras emociones y fuerza humana que son semejantes a la arena del mar.

Cuando el pueblo de Israel vagó por el desierto, ahí estaba la Roca, en todo el camino ÉL estuvo con ellos. En Deuteronomio 8.5 dice: “y él te sacó agua de la roca del pedernal…” Y, en Salmo. 40:2 dice que: “Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.”

La Roca que es Cristo Jesús, es Eterna, te salva, te da de beber, es dulzura como la miel, aceite de la unción, te saca de la desesperación, de la inmundicia, pone tus pies en alto, endereza tu caminar, es un castillo, tu libertad del pecado, tu fortaleza, tu confianza, tu escudo el que te defiende de tus enemigos, tu fuerza, tu salvación.

Aprendamos de los conejos, “pueblo nada esforzado y ponen su casa en la piedra.” Tu puedes luchar y esforzarte hasta el cansancio o quizás hasta la muerte. Como muchos que, a causa de su incansable y afán de trabajo, ya murieron porque se olvidaron o ignoraban que la victoria no está en cuánto te esfuerzas, sino cómo te refugias. Es decir, sobre qué estás edificando tu casa, tu morada espiritual. En Isaías 32:1 leemos que: “He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio. Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.”



Querido amigo, querida amiga, como siempre: hay dos opciones: ¿O eres contado entre los prudentes, poniendo tu casa sobre la Roca Eterna, o como insensato, trabajando arduamente sin bases sólidas para tu vida? Tú decides.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario