lunes, 16 de noviembre de 2020

Deserción Escolar o Abandono?

 Hace muchos años comencé a estudiar Pedagogía (1971 +/-).  Siempre me intrigó el concepto “deserción escolar.” No me caía bien. Procuré estudiarlo más y encontré una respuesta. No es deserción. No es que el alumno deserta la escuela. Es que el sistema, la escuela, lo pierde o, peor, lo tira a la calle. El sistema no es solo la administración, ni la facultad, incluye las demás variables como familia, comunidad, instituciones culturales, etc.  Cuando un sistema educativo no está diseñado para educar, sus miembros más frágiles, los educandos, son los que más sufren pues quedan desprotegidos, sin oportunidades, faltos de aprecio, tildados de “desertores”, traidores, en fin, son lanzados a la vida sin preparación, sin defensa. 


¿Por qué culpamos a las víctimas? ¿No sería más adecuado dedicar más investigaciones, más recursos, más innovaciones para ofrecer a nuestra niñez y juventud una educación que propenda al pleno desarrollo de su personalidad y al disfrute de sus libertades y derechos? Así reza la Carta de Derechos de este País. 


No me explico cómo permitimos que nuestro más preciado tesoro como nación, que son la niñez y la juventud, se tire al desperdicio mientras gastamos los recursos en “otras” cosas. No es tiempo de celebrar, sino de trabajar por la vida de nuestro pueblo. 


Dios está presente.

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