El eje transversal de los valores en el currículo y vida de las instituciones educativas cristianas contempla las dimensiones o valores básicos para la vida y la convivencia: respeto por la vida, libertad, solidaridad, convivencia, honestidad, identidad cristiana y perseverancia; los cuales, de hecho, deben cultivarse y reforzarse diariamente en todos los procesos de aprendizaje, administración y vida comunitaria de manera interdisciplinaria y contextualizada.
Dicho de otro modo, el eje transversal de los valores, en el marco de la planificación académica implica un compromiso de docentes (educadores y educandos) y de toda la comunidad educativa para convertir el aprendizaje en un proceso ejemplar, local, global, sistemático y profundamente cristiano; es decir, un proceso que favorezca el despertar de un nuevo tipo de persona, cada vez más libre, consciente, sensitiva, crítica, creadora e innovadora, al modelo de Jesús, como requerimiento para la formación integral y pleno desarrollo de la personalidad.
Se plantea la necesidad de integrar y desarrollar dichos valores para la intervención docente (“enseñanza”), dentro de las programaciones de las áreas académicas e integración de contenidos en la perspectiva de exteriorización de las actitudes y, educación moral, en coherencia con los valores a educar; potenciando con el aprender a conocer y a hacer, la inteligencia analítica y con el aprender a convivir y ser, la inteligencia emocional, empleando como puente las diferentes áreas académicas permeadas por el eje transversal de los valores. Recordemos la exhortación paulina: “No os conforméis con los criterios de este siglo, sino mas bien, transformaos mediante la renovación de vuestro entendimiento para que comprobemos cual es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” (Romanos 12:2).
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