domingo, 4 de abril de 2021

El Covid-19 y La Resurrección de Jesucristo

Texto Bíblico

LUCAS 24:13-35 (BLS)

Dos de los seguidores de Jesús iban a Emaús, un pueblo a once kilómetros de Jerusalén.  Mientras conversaban de todo lo que había pasado,  Jesús se les acercó y empezó a caminar con ellos,  pero ellos no lo reconocieron.  Jesús les preguntó: “¿De qué están hablando por el camino?”  Los dos hombres se detuvieron; sus caras se veían tristes, y uno de ellos, llamado Cleofás, le dijo a Jesús: “¿Eres tú el único en Jerusalén que no se ha dado cuenta de lo que ha pasado en estos días?”  Jesús preguntó: “¿Qué ha pasado?” Ellos le respondieron: “¡Lo que le han hecho a Jesús, el profeta de Nazaret! Para Dios y para la gente, Jesús hablaba y actuaba con mucho poder.  Pero los sacerdotes principales y nuestros líderes lograron que los romanos lo mataran clavándolo en una cruz.  Nosotros esperábamos que él fuera el libertador de Israel. Pero ya hace tres días que murió.  Esta mañana, algunas de las mujeres de nuestro grupo nos dieron un gran susto.  Ellas fueron muy temprano a la tumba y nos dijeron que no encontraron el cuerpo de Jesús.  También nos contaron que unos ángeles se les aparecieron y les dijeron que Jesús está vivo.  Algunos hombres del grupo fueron a la tumba y encontraron todo tal como las mujeres habían dicho. Pero ellos tampoco vieron a Jesús.”  Jesús les dijo: “¿Tan tontos son ustedes que no pueden entender? ¿Por qué son tan lentos para creer todo lo que enseñaron los profetas?  ¿No sabían ustedes que el Mesías tenía que sufrir antes de subir al cielo para reinar?”  Luego Jesús les explicó todo lo que la Biblia decía acerca de él.  Empezó con los libros de la ley de Moisés y siguió con los libros de los profetas.  Cuando se acercaron al pueblo de Emaús, Jesús se despidió de ellos.  Pero los dos hombres insistieron: “¡Quédate con nosotros! Ya es muy tarde, y pronto el camino estará oscuro.”  Jesús se fue a la casa con ellos.  Cuando se sentaron a comer, Jesús tomó el pan, dio gracias a Dios, lo partió y se lo dio a ellos.  Entonces los dos discípulos pudieron reconocerlo, pero Jesús desapareció.  Los dos se dijeron: “¿No es verdad que cuando él nos hablaba en el camino y nos explicaba la Biblia, sentíamos como fuego que ardía en nuestros corazones?”  En ese mismo momento, regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los once apóstoles junto con los otros miembros del grupo.  Los que estaban allí les dijeron: “¡Jesús resucitó! ¡Se le apareció a Pedro!”  Los dos discípulos contaron a los del grupo todo lo que había pasado en el camino a Emaús, y cómo reconocieron que era Jesús cuando partió el pan.

 

INTRODUCCION
¿Cuántos de nosotros vivimos atemorizados, aterrorizados por la Pandemia del Siglo 21? Hemos visto muchas amistades, familiares, desconocidos morir por causa de este virus, Covid-19.  Las expectativas no son alentadoras. Salen nuevas variantes, las comunidades no se protegen y el desenfreno por salir nos agobia. No estamos preparados para vivir una nueva realidad, la representada por la mascarilla y el distanciamiento social. Queremos regresar a "la normalidad" lo antes posible.  ¿Qué representa la resurrección de Jesucristo para un mundo que se debate con el Corona Virus?  ¿Tendrá este evento algo que ver con nuestra realidad a 21 siglos de distancia?  Veamos algunas colindancias.

Nosotros(as) y Los Caminantes a Emaús

1.                    Nosotros(as) nos hemos sentido muchas veces cansados, derrotados, desanimados, atribulados. Hemos deseado ver a JESÚS. Hemos deseado encontrarnos con JESÚS. Los Caminantes a Emaús se regresaban a su casa derrotados, con sentimientos de desánimo. Expectativa, derrota, cansancio, temor, quemazón espiritual, cansancio, carga.  ¿Cómo nos sentimos hoy?

2.                    A veces hay gran interés por encontrarnos con JESÚS. Hay festivales, celebraciones especiales, semanas especiales, eventos extraordinarios; inclusive momentos difíciles en los cuales no encontramos explicación, ni solución y miramos al “cielo” buscando a DIOS. Los caminantes huían de la persecución segura que se avecinaba en Jerusalén. ¿Cuál será nuestro interés hoy? ¿Cuál será nuestra necesidad hoy? ¿Será JESÚS?  ¿Es injusto preguntar esto?  ¿Dónde está nuestro corazón?  Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.  Nadie puede servir a dos señores.” (Lucas 12:34.)  ¿Estamos cansados del camino?  ¿Estaremos muy cargados con “nuestras cargas” y las ajenas?  ¿Cuál es nuestra expectativa delante de DIOS hoy? ¡Seamos sinceros y sinceras!

3.                     Nosotros(as) tenemos que reconocer nuestro pecado y confesarlo a JESÚS. Tenemos que mostrarnos al CRISTO resucitado y reconocer que no hemos hecho todo lo que teníamos que hacer. Los caminantes interpelaron a JESÚS, cuestionándole su falta de conocimiento. Nosotros(as) debemos ser sinceros(as.) Debemos confesar nuestro pecado y retribuir con bien, el mal que hayamos hecho a los demás.  Los discípulos estaban tan ensimismados con sus quebrantos, temores, cargas y ansiedades que no pudieron reconocer Quién era aquel hombre que se les había unido en el camino.  ¿Nos pasará a nosotros como a los caminantes a Emaús?  ¿Estarán nuestros ojos vedados o abiertos para reconocer a JESÚS en el Camino?  JESÚS nos invita a caminar con Él.

4.                    Nosotros(as) nos hemos sentido despreciados por nuestra comunidad en muchas ocasiones. Muchas personas se sienten que nadie las toma en cuenta. Hay personas que sienten el abandono que sintió JESÚS en la Cruz. Los caminantes eran perseguidos por ser discípulos de JESÚS. Se sentían abandonados: “...hace ya tres días que murió y todavía nada.” ¿Cuántas veces nos hemos sentido como Mefiboset (hijo de Jonathan llamado por David al palacio, pero que se sentía “despreciado como perro”)?  ¿Cuántas veces nos hemos sentido perseguidos, angustiados, cansados de hacer el bien y seguir a JESÚS?  ¿Cuántas veces nos hemos sentido cansados de esperar en DIOS, desesperados porque no llega la respuesta que estamos esperando?  Cleofas y el discípulo desconocido sentían la angustia que nosotros hemos sentido. 

5.                    Pero, apareció JESÚS. El que cambia “la realidad” de nuestras vidas es JESÚS. El que transforma los acontecimientos, es JESÚS. Cuando JESÚS aparece en escena, TODO cambia. ¡Aleluya! ¿Estamos listos para dejarle “aparecer” en escena hoy en nuestro teatro de vida?  Él nunca llega tarde, ni se va con prisa.

¿Para qué resucitó JESÚS?

1.                    ¿Para qué resucitó JESÚS? Para cambiarlo TODO. Para ti y para mí. Para todos los que creen, CRISTO resucitó con un propósito divino: crear una comunidad de fe, unida, que viviera en mutualidad con el Señor y entre ellos mismos.  Una comunidad que ofreciera testimonio vivo de la Paz.  Una comunidad que se atreviera a cantar: ¡Mirad cuan bueno y cuan delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! Decirle al mundo que ¡Allí envía Jehová Bendición y Vida Eterna!

2.                    Cleofas y el discípulo desconocido recibieron a JESÚS en su casa.  ¡Hummm!  ¡¿Hello?!  ¿Somebody home?  ¿Alguien dice Amén?  Dice JESÚS: Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo.”  JESÚS nos invita a cenar con ÉL, en nuestros corazones.  ¡Que tremendo este JESÚS, verdad!  En el caso de los discípulos, JESÚS hizo como que se iba, que iba a seguir, PERO, los discípulos le dijeron: “quédate un ratito más, mira que ya es de noche.”  Y, compartieron con ÉL el pan.  Al compartir el pan, algo sobrenatural se operó en el Cielo y el Trono de DIOS se conmovió, y sus ojos fueron abiertos.  ¿Tendremos algo que aprender de esto nosotros hoy? ¡Quédate un poquito más, JESÚS! ¿Amén?

3.                    El impacto de “cenar” con JESÚS produce un cambio excepcional sobre nuestras vidas: cambia nuestra manera de pensar y de actuar, de sentir y de expresar.  ENTONCES, se recibe el llamamiento a ser portadores y portavoces de la Gracia de DIOS. JESÚS dijo: “Yo he venido a buscar y a salvar a los que viven alejados de DIOS.” 

4.                    Cristo nos comisionó para que se predicase el Evangelio del arrepentimiento y perdón de pecados en todas las naciones.  ¿Cómo hubiésemos podido predicar el Evangelio, Las Buenas Noticias de Salvación, si el Autor de la Vida, de la Salvación y del Perdón hubiese quedado en la tumba fría?  ¡Imposible!

5.                    Jesús dijo: “Yo soy la Puerta, el que por mí entrare será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.” (Jn. 10:10)  Jesús es el Buen Pastor, la Puerta de la Salvación.  ¿Cómo hubiésemos podido mostrar una puerta abierta e invitar a la gente a entrar, si Jesús se hubiese quedado en el “mas allá”?  ¡Imposible!  ¿Invitar a la humanidad a entrar, ser salvos y hallar pastos verdes, si Jesús hubiese permanecido en la tumba y la última palabra hubiese sido “muerte”?  ¡Imposible!

6.                    Jesús dijo: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir, [pero] yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia.” (Jn. 10:11)  ¿Cómo podríamos creerle a Jesús, si EL no tuviese vida sino muerte que ofrecernos? ¡Imposible!  En Cristo hay vida y vida en abundancia. ¡Para eso resucitó JESÚS!

7.                    Jesús es el Cordero de DIOS que quita el pecado del mundo (Jn. 1:29).  ¿Cómo podríamos aceptar el perdón para nuestros pecados, si el Cordero de DIOS, que fue inmolado quedó preso del fuego y de la muerte?  ¡Imposible!  Su Sangre fue derramada por nuestros pecados, para el perdón de nuestros pecados.  Pero Jesús tenía que resucitar y vencer la muerte y vencer el pecado, porque si así no hubiese sido, entonces sería imposible recibir el perdón por nuestros pecados.  Así que les invito, con las palabras del Apóstol Pedro: “arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de consuelo.”  Ciertamente, Cristo murió por nuestros pecados.  No se les olvide jamás.  No se hagan de ilusiones.  Fue por nuestras culpas y rebeliones, y pecados y ofensas y faltas y deudas, y por nuestra incredulidad y nuestra idolatría, y nuestra bajeza que Cristo murió en una cruenta cruz. Pero nadie lo obligó, ÉL fue voluntariamente... porque nos amó hasta el final.  DIOS resucitó a Cristo para hacernos conscientes de que podemos encontrar perdón y salvación en ÉL.  Rendirse a Jesús, arrepintiéndose de sus pecados y aceptando el perdón que nos ofrece Jesús, el que venció la muerte y la maldad, es la única esperanza y salvación que le queda al ser humano.  Desde la cruz vacía, desde la tumba vacía, nos llama Jesús a reconciliarnos con DIOS.

8.                    ¿Para qué resucitó Jesús?  Porque no se puede buscar al que vive entre los muertos: ¡No está allí, resucitó, ÉL VIVE!  No pierdas tu tiempo y recursos consultando muertos.  En el mundo, lo que vamos a encontrar es mentira y falsedad, corrupción y violencia, pecado y muerte.  Vengamos a Jesús, el que vive, para encontrar VIDA en abundancia.  Es la única manera de regresar a casa con Papá; es la única manera de cenar con JESÚS, es la única manera de vivir vidas consagradas a SU PRESENCIA.

LLAMADO: ¿CUÁL SERÁ NUESTRA RESPUESTA?

¿Y tu, mi hermano y hermana, te haz sentido alejado de DIOS y sin salvación para tu vida?  JESÚS está aquí hoy para ti.  El eterno caminante, peregrino maravilloso, está pasando por aquí porque quiere encontrar a alguien que lo necesita para invitarlo a cenar en su casa.  ¿Quieres invitarlo a cenar tu,  contigo, para que se quede?  “Yo quiero, es lo único que tienes que decir: ¡YO QUIERO, JESÚS!   JESÚS dijo: Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo. 21 Al vencedor le concederé que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono. 22 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”  (Apoc. 3:20-21)  ¿Hay alguien con los oídos abiertos hoy?  ¿Queda alguien que pueda escuchar Su Voz llamándonos hoy? 

La resurrección de Jesucristo ocurrió para que podamos lidiar con cualquier realidad existencial.

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